viernes, 26 de febrero de 2010

La cultura de la comunicación: ¿nueva ciencia del siglo XXI?


Los avances en el ámbito tecnológico permiten la paulatina articulación de procesos sociales a distancia, de tal forma que hoy podemos disfrutar de tele-trabajo, tele-compra, tele-diversión, tele-información, tele-educación, lo que estrecha para todos nosotros las distancias y las barreras geográficas, convirtiéndonos en actores centrales de la globalización. Claro que esto es consecuencia de las transformaciones históricas recientes, pues tal y como comenta Jesús Salinas (1998) estas transformaciones no se limitan a este ámbito tecnológico del que hablamos, sino que las mismas trascienden a la cultura, la comunicación y las instituciones políticas, por lo que también gozamos de la digitalización de los mensajes, audiovisuales, impresos, interpersonales que favorecen el que pasemos de la comunicación de masas a medios de comunicación individualizados. Esto es así, pues estos hipertextos globalizados e interactivos, aunque segmentados, siguen siendo de producción y control tecnológico, por lo que permiten focalizarse en audiencias específicas. De forma simultánea a esta nueva condición de comunicación convive la comunicación horizontal, es decir, el intercambio, el receptor-emisor, aspecto que le ofrece gran potencial educativo a la red, al lograrse un flujo aumentado de comunicación institucional, personal, informal. Es decir, nos encontramos frente a un ámbito educativo, diferente, novedoso. Es esta relación cultura-sociedad-tecnología lo que parece estar condicionando históricamente el uso que de las TIC se haga en el ámbito educativo, y con ello -sin duda- se promueve la innovación. Esta redirección de la revolución de las comunicaciones preparara a su vez el cambio en el perfil profesional, puesto que ahora resulta requerida la formación continua y la capacitación permanente para convertirse en ese pensador, ese conocedor, y ese aprendiz que demanda el siglo XXI: se requiere devenir en persona educada, y para ello, ahora hay que transformar la información en conocimiento y éste en educación y aprendizaje significativo (Soler, Y. y Lezcano, M., 2009).


Antes de continuar, hay que aclarar que el ciberespacio es más que la red de redes, es todo aquello que nos rodea desarrollado por la ciencia y la tecnología espacial, es justamente ese entorno que representa el Universo exterior y su resonancia psico-social para nosotros, por lo que supone per-sé nuevas formas de vivir, pensar y producir (Salinas, 1998). En consecuencia, también tenemos acceso a cuatro grandes dominios de desarrollo de gran relevancia para el ámbito educativo en pro de la educación flexible y a distancia: la tecnología física y protocolos de software básico (integración multimedia en red, maridaje TV-internet, comunicación multimedial); programas de aplicación (webtools, software de acceso a internet, agentes inteligentes); el diseño educativo (diseño didáctico, diseños instruccionales); diseño del aprendizaje (nuevos escenarios). Ejemplo sensible de lo dicho hasta aquí es el giro que evidenciamos en el sentido de los ambientes educativos en educación superior (universidades), mismos que ahora consideran la andragogía e integran la tecnología, la existencia de las universidades corporativas, las Universidades Multinacionales Globales, e incluso las alianzas estratégicas universidad-industria.


Este proceso crítico de reestructuración y revisión general que atestiguamos, apuesta por la flexibilidad en los conocimientos, la formación continuada y la diversificación de las metodologías y formas de desarrollo de las mismas (Baelo R. y Cantón I., 2009). Del uso de las computadoras en los años ’60 hemos progresado a los agentes inteligentes, pasando por la inteligencia artificial y el aprendizaje reforzado; de los ambientes de modelación hemos pasado a los ambientes colaborativos, en los que se espera que la tecnología apoye el pensamiento creativo, el auto-aprendizaje, el compromiso, la responsabilidad, la participación, la organización, el crecimiento individual y grupal, todas ellas competencias profesionales para el presente siglo, tal y como lo señala Stojanovic-2000 mencionado por Soler y Lezcano (2000). Partiendo de la concepción del aprendizaje como procesamiento de información, aparece el uso cada vez más difundido del mapa conceptual, como estrategia constructivista de apropiación del conocimiento.


Por otra parte, también podemos secundar lo establecido por Gallego A. y Martínez E. (2002) en cuanto a que la calidad de la docencia resulta ser el principal elemento diferenciador, y que por tanto, urge capacitar los facilitadores de procesos de enseñanza-aprendizaje, puesto que hay que adaptar su papel a una nueva realidad donde el aprendizaje ya no se concentre exclusivamente en el aula, sino que se cuente con acceso a las tecnologías de la comunicación, el aula virtual, la enseñanza semipresencial y a distancia (Gallego y Martínez, 2002). Se conoce que, los estudiantes aprenden con mayor efectividad cuando se les enseña considerando sus propios estilos de aprendizaje predominantes, y en criterio de estos mismos autores, resulta que el e-learning posibilita que cada estudiante reciba los contenidos adaptados a esos estilos: activista, reflexivo, teórico, o pragmático.


Un estilo de aprendizaje resulta ser, algo así como las conclusiones a las que llegamos acerca de la forma en que actúan las personas, y resulta útil para analizar y clasificar la conducta (García, J.; Santizo, J. y Alonso, C., 2009). En los años 40 y 50 podría haberse atendido esta particularidad en los ámbitos educativos a través de la radio, en los 60-70 de la televisión, en los 80 con el ordenador y en los 90 a través de las telecomunicaciones, apareciendo así la enseñanza virtual u online (García, Santizo y Alonso, 2009). Esta se refiere a la formación a distancia apoyada en las TIC a través de la combinación de elementos pedagógicos, bien se ejecuten estos en tiempo real o a través de contactos diferidos. Es justamente con la enseñanza virtual que se plantea la adaptación de los contenidos a los estilos de aprendizaje de los alumnos para obtener mayores y mejores procesos de enseñanza-aprendizaje, y también con ella que se introduce el término de aprendizaje combinado, o modelos de utilización de metodologías variadas y combinadas (como clases presenciales, e-learning, respeto del propio ritmo o estilos de aprendizaje… por ejemplo), a las que me referiré en detalle en la siguiente entrada de este blog. Pero, aquí sí se quiere acentuar la tónica procedimental que se introduce con la atención del estilo de aprendizaje de los aprendientes, toda vez que éste alude directamente a la responsabilidad docente de atención a la diversidad, en la dirección de la maximización del potencial diferencial de los distintos participantes de la construcción del conocimiento.

REFERENCIAS
Salinas, J. (1998) Redes y Educación: Tendencias en educación flexible y a distancia. En Pérez, R. y otros: Educación y tecnologías de la educación. II Congreso Internacional de Comunicación, tecnología y educación. Oviedo. 141-151.
Soler, Y. y Lezcano, M. (2009) Consideraciones sobre la tecnología educativa en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Una experiencia en la asignatura Estructura de Datos. En Revista Iberoamericana de Educación ISSN: 1681-5653; no. 49/2
Baelo R. y Cantón I. (2009) Las Tecnologías de la Información y la comunicación en la educación superior. Estudio descriptivo y de revisión. En Revista Iberoamericana de Educación ISSN: 1681-5653; no.50/7
Gallego A. y Martínez E. (2002) Estilos de Aprendizaje y e-learning. Hacia un mayor rendimiento académico. Ediciones Mensajero, Bilbao

domingo, 7 de febrero de 2010

Comentario argumentativo general a las lecturas complementarias

Sin duda alguna la Sociedad del Conocimiento exige de todos nosotros una postura holística de mayor flexibilidad y funcionalidad que en otras épocas, puesto que información y comunicación atraviesan el quehacer cotidiano en todos los niveles del mundo globalizado. Hoy no basta con conocer, pues el crecimiento del no-conocimiento demanda de todos nosotros el dominio de la práctica experimental tanto como el ser parte de procesos innovadores. De esta forma las TIC pueden tanto estrechar como acentuar las diferencias sociales...ellas pueden estrechar la brecha o profundizar esta. Así parece estar claro que, las redes de computación más que un problema tecnológico señalan uno de "perspectiva" entre los ciudadanos del siglo XXI, pues se constituye de manera central en un asunto cultural, y como tal, nos compete y afecta a todos por igual. Especialmente desde la educación, la globalización demanda un ajuste en las tendencias, estrategias, actividades y metodologías a utilizar. Las nuevas tecnologías de información y comunicación (NTIC) -sostiene Jose Joaquín Brunner- desempeñarán una acción transformadora de la educación; y esta transformación de la que hablamos aquí, trastoca a la comunidad educativa en todos sus actores (aprendientes, facilitadores, administrativos y técnicos) e impacta a la educación en muchos sentidos (decisionales, institucionales, distribuitivos, estructurales), siendo estos "dispositivos hermenéuticos" los que sobredeterminan ideológicamente la globalización. Así, en este mundo de contextos cercanos, es requerido exhibir competencias resolutivas, de hallazgo y planeación, es decir, competencias complejas, ya que son estas las que demanda el entorno socio-laboral actual. Es decir, las destrezas tradicionales, ahora se hacen acompañar de nuevas destrezas (adaptabilidad, abstracción, autonomía, colaboración, versatilidad...) y estas participan del proceso de enseñanza-aprendizaje de manera intensa, ya que constituyen los denominados requerimientos educacionales del trabajo. De aquí que algunos países ya implementen como básicas, estrategias educativas innovadoras como el life long learning for all (LLA); la educación a distancia y el aprendizaje distribuido; y la institucionalización de redes. Saber manejar y dominar la tecnología, resulta ser hoy asunto esencial en el ámbito educativo, pues se trate de un aula presencial y/o a distancia... las nuevas tecnologías exigen nuevas estrategias didácticas tanto como nuevas habilidades del que aprende, descansando por ende la importancia del proceso de enseñanza-aprendizaje, ya no en el que enseña y/o guía, ni tampoco de manera central en el que aprende, sino en el proceso mismo, primándose sin lugar a dudas el modelo educativo centrado en el aprendizaje, pues es justamente esta condición la que permitirá atender a los participantes de este proceso en sus necesidades educativas particulares. Esto demanda -de todos nosotros, facilitadores y aprendientes- un aprendizaje continuo y actualizado, condición quer implica en todos los casos una sensible apertura para con la capacitación y formación continuas... ambas opciones contempladas de manera medular en la postura andragógica. Hoy, lo importante no es "saber" sino lograr utilizar lo que se sabe (la información) según sean los intereses y necesidades personales y sociales, hoy lo importante es dominar el saber para "ser", no es sólo saber acceder a la tecnología, sino, muy especialmente, lograr que -a través de esta- se logre hacer lo que se requiere. En esta pretensión, no parecen haber fronteras, ni límites regionalistas, sino que, por el contrario, compartir saberes maximiza su uso, y por ende, compartir lo que se sabe, la información, resulta común en el inicio de este siglo que busca que "seamos" diferentes: ciudadanos de la sociedad del conocimiento.

Bienvenida!

Mi nombre es Marjorie Barquero Ramirez, soy psicologa y costarricense, y les invito a que le den seguimiento a este espacio de construccion colaborativa que nos permitira no solo "conocer" acerca de la integracion de la tecnologia, sino muy especialmente mantenernos "informados" y actualizados.
Sean entonces todos muy bienvenidos!